lunes, febrero 13, 2006

Rituales

Hay rituales que suavizan el alma, rituales que ayudan a volver del infierno, de una forma más suave.
Hoy debía volver a la Facultad, así que me preparé temprano para salir (si bien el médico de PAMI se encargó de despertarnos a las 8 de la mañana). Decidí cuando estaba esperando el colectivo que pasaría primero por Homo Sapiens, y que buscaría “Lo neutro” de Barthes.
Allí estaba (esta vez sí) el libro deseado, pero no fue solamente él el que se fue conmigo, también fue de la partida “Cartas a mi madre” de jean Cocteau. Hacía mucho tiempo que no me compraba algo de ese autor, quizá porque ya tenía lo que me interesa de él, pero abrí este pequeño tomo y leí algo así como que estaban poniendo sueros y vendas y me dije: “esto es para mí” y me sonrié recordando los días pasados en el policlínico con mi tía.
De allí a la Facultad donde me encontré con Gilda Di Crosta, con ella charlé un rato; con Retamoso, Prieto, y Contreras. Todas y todos volviendo, haciendo el mismo recorrido en ese espacio al que estoy condenada por propia elección desde hace casi 23 años. Mucho tiempo, sin duda alguna.
Antes de seguir andando desayuné en el Centre Catalá, un café y dos medialunas. Hacía mucho tiempo que no lo hacía allí. Así que las salida a la librería y este desayuno fueron parte de esos rituales que me regalo, que necesito.
También fui a buscar el resultado del urocultivo que le hicieron a Chichita, veremos qué le indica el médico mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Gabby:

Creo que cada qien tiene sus rituales, y creo que es bueno tenerlos... ayudan mucho, como vos decís en este post.

te leo siempre.

Lilí